miércoles, 1 de marzo de 2017

Emociónate y se emocionarán



                                 EMOCIÓNATE  Y  SE  EMOCIONARÁN
  
Elegimos nuestros amigos entre aquellas personas que nos transmiten un buen estado de ánimo y con las que nos gusta sentirnos bien y pasar buenos momentos. Con ellos reímos y lloramos y nos contagiamos de sus emociones. Empatizamos rápidamente con aquellas emociones que nos transmiten sentimientos y que producen en nosotros cambios, las cuales nos ayudan a superar situaciones, nos guían y, sobre todo, nos enseñan a lo largo de nuestra vida  hacia dónde o hacia quién debemos dirigirnos.



Es importante ser trasmisores de emociones. En nuestro papel como docentes somos un claro ejemplo de ello. De la misma manera que nuestros alumnos nos analizan exteriormente también lo hacen con nuestra forma de actuar y transmitir. En ocasiones nos verbalizan que una materia les gusta más o menos dependiendo del profesor que la imparte. Es por ello que debemos ser transmisores de emociones positivas. La manera de impartir la clase, y no me refiero únicamente al uso de nuevas tecnologías ni de innovaciones pedagógicas a las que no resto importancia, sino al ejemplo que debemos darles para producir esas mariposillas en el estómago que les ayuden ser receptores de emociones. Ello les llevará a un mejor aprendizaje, no solo de conocimientos, también de valores y actitudes.



Está claro que no debemos dejar de lado el currículum pero sí debemos pensar de qué manera podemos hacerlo llegar provocando en nuestros alumnos las ganas de aprender. Un gesto, un reproche, una palabra fuera de tono pueden llegar a impactar de manera que se produzca un bloqueo en el aprendizaje y contra nosotros mismos.



Está claro y comprobado que si tú te emocionas, si les llegas hasta el corazón, ellos también se emocionarán.  
                                                                             (foto extraída de internet)
                                                                                                                  Chus Portolés.
Agradecemos a la Profesora Chus Portolés la colaboración en este artículo del blog